El punto de partida para comenzar el desarrollo de cualquier prototipo, independientemente de las disciplinas de ingeniería que intervengan, es realizar una toma de requisitos pausada y documentar los resultados.
En la mayoría de ocasiones, el levantamiento de requisitos se centra en las funciones clave del prototipo, o sea, aquellas que responden al problema de mercado que se pretende atender con el nuevo artilugio. Este tipo de prácticas, en ocasiones, condena el futuro desarrollo de los prototipos funcionales, ya que motiva la elección errónea de las tecnologías base del prototipo.
Utilizando la analogía de la construcción, un sector que todos entendemos. Si tomamos los requisitos de una vivienda unifamiliar de una planta y posteriormente el cliente quiere ampliar una habitación, probablemente no sea un caos mayor, ya que el cimiento soportará esta carga.
En cambio, si el cliente, después de construida la primera planta y única, según las previsiones, solicita construir dos pisos más, probablemente sea imposible, o requiera destruir lo que se ha construido para fortalecer los cimientos de la vivienda.
Lo mismo pasa en tecnología. En la industria del desarrollo de productos electrónicos a medida, le llamamos: escalabilidad de la tecnología. Consiste en la elección de tecnologías (hardware y software), suficientes para que el prototipo crezca en funciones sin necesidad de destruir los avances tecnológicos desarrollados para las primeras versiones.
Es clave comprender en las reuniones de toma de requerimientos, la estrategia de desarrollo de negocio que se pretende con el prototipo en cuestión.
¡Sí! Aunque nuestro objetivo sea desarrollar un prototipo electrónico funcional, debemos comprender las necesidades de negocio previstas en cada etapa, con el fin de plantear una estrategia de desarrollo de producto que acompañe y permita la llegada a los objetivos de negocio.
Los levantamiento de requisitos funcionales bien ejecutados, permiten definir las funciones, pero también permite ordenarlas en versiones y niveles de complejidad. Esta definición por versiones, permite al inventor controlar las primeras inversiones, diluir la percepción de riesgo de potenciales inversores, reducir los tiempos de llegada al mercado y test de funcionamiento del prototipo.
En este primer paso, marca la diferencia, la experiencia en desarrollo de productos electrónicos que pueda acumular el profesional. En Let´s Prototype no nos ceñimos a los comentarios y solicitudes de los clientes, desde este primer encuentro tratamos de aportar valor, sumando ideas, simplificando funciones y analizando de forma preliminar la viabilidad técnica de los planteamientos asociados a las funcionalidades esperadas en el prototipo.